«No sea reparón ni esté comparando»
Eso acostumbraban a decir nuestros mayores: «No sea reparón ni este comparando». Pero hoy no comparto estas formas de pensar y de actuar tan doctrinarias y sin alteralidad. Y lo digo porque la cuestión toma un sesgo, o una dirección, que bien podemos ilustrar con algunos ejemplos: si en el lugar donde vivo a todos les dan pechuga y a mí solo me dan rabadilla, y no me pronuncio, o no digo nada, o no protesto, hasta Dios me condenará por idiota. «Que tampoco sea necio, que no esté comparando». Pero cómo, si en filosofía se sabe que el pensamiento se desarrolla a través de la comparación: conocer las premisas A y B, para conocer, finalmente, la premisa C.
Pero a qué viene toda esta algarabía y alharaca de gallinero con su música. Resulta que hace tiempo, en clases de Ciencias Políticas, nos decía el profesor que cualquier manifestación musical debía ser aceptada, ya que esto correspondía a una aceptación en democracia cultural. Y eso está bien. Pero resulta que la cuestión va más allá, y es necesario comparar hasta dónde llega la democracia cultural, comparándola con la excelencia artística.
Herman Hesse decía que «la música revela el espíritu de una época». Entonces el espíritu de esta época está podrido, nauseabundo, alcantarilloso. Borges, a su vez, decía que «el arte solo puede aspirar a la excelencia». Comparando a Borges con mi profesor de Ciencias Políticas, me quedo con Borges; aunque no niego, en parte, la validez de la propuesta de mi profesor.
Hoy a Medellín la han declarado la capital mundial de El Reguetón, donde el consenso general manifiesta que sus letras son apoteósicas, líricas, poéticas y eufónicas en sus rimas; que enmarcan y privilegian lugares de la ciudad como el Poblado, La zona rosa y Provenza, a las cuales las letras de estas canciones han dado a conocer en todas partes del mundo. Por lo que no es extraño que Medellín se haya convertido en uno de los lugares de destino de muchos viajeros europeos y gringos que vienen a conocer estos lugares. Lo que también ha derivado en que Medellín se convierta en un plan de turismo sexual y en un gran prostíbulo a cielo abierto, donde el paquete incluye niños, niñas y otros agregados más en el contrato. Aparte de esto, unas formas de comunicación en el lenguaje (como hablo así pienso y siento) que caen en el lugar común, en la hojarasca, en lo perogrullesco, en decires repetidos hasta el cansancio y el tedio: «parce», «nea», «bicho», «chimba» por todas partes, como si no conocieran lo que dice el prólogo al libro de Las mil y una noches: «Para donde tira la chimba, tira todo el mundo».
Acá les dejo una muestra de estas letras, que vinagra el espíritu de la época, se aparta de la excelencia del arte, pero respeta, a regañadientes, la democracia cultural:
No sé si te convenza (ey)
Nos damo un rocecito por Provenza
Y si la cosa se pone tensa, en mi cama la recompensa
O viceversa, ¿por qué lo piensas?
Provenza, Karol G.
Si empezamos con el guaro
En el parque rematamos con roncito (oh-oh)
A sabaneta le llegamos a caballo (oh-oh)
Y en la palma al mirador con un bluntcito
Cien en lleras si empezamos con el guaro
En el parque rematamos con roncito
A sabaneta le llegamos a caballo
Y en la palma al mirador con un bluntcito
Qué Chimba, Maluma.
Le compré unos pantie’ Moschino pa que modele
Y un perfume Bond, ay, qué rico huele
Ese culito es mío, ya yo tengo los papele’
Encerrao’, en un PH en El Poblado
Poblado (remix). J Balvin, Karol G. y Nicky Jam.
Como ese día, mami, en el Lleras, tú estabas soltera
Bajamo’ bien rico la bellaquera
No entiendo por qué a vece’ te pone’ en pichaera
Si otra vez llamaste, shorty, pa que te comiera
La Suite (remix) part. Kevin Roldan, J Álvarez y Jamby El Favo.
Oye, nena, llama a los bomberos
pa que traigan la manguera
y te saquen el calor
que tienes entre las piernas.
“¡Oye, papi, dame manguera!”.
La Manguera, Ray Perruni..